El primer amor es algo maravilloso, es aquél que vives con mayor intensidad, como si fuese el último.
Con el primer amor experimentas las mariposas en el estómago y esa sonrisa inocente que no logras borrar de tu rostro y que no sabes por qué está todo el día ahí, además de que confiamos con total inocencia en alguien ajeno a la familia y a nuestras amistades por primera vez, descubrimos sensaciones nuevas, entregamos nuestro corazón y sin olvidar que recibimos nuestro primer beso.
Descubres emociones hasta ahora ocultas y sentimientos que nunca creíste que pudieras vivir, y es por ello que a este primer romance se le conoce como ‘el que nunca se olvida’, y lo cierto, ¡es que es verdad!
Sin duda vivimos momentos únicos que quedan grabados en nuestra memoria y aún de adultos, seguirán arrancándonos suspiros o, al menos, generando alguna sensación interna.
Algunas personas creen que el primer amor marca nuestra vida sentimental futura debido a la carga y las expectativas que se ponen en esa relación. O que no se olvida nunca, en especial si fue muy apasionado y feliz, y de algún modo quedan tan atascados en el recuerdo, que les resulta imposible volver a enamorarse o a conformar una pareja exitosa, ya que comparan a todos con esa persona (mejor dicho, con el recuerdo que tienen de esa persona) y pareciera que nadie llega a igualarlos.
Aunque el primer amor no siempre hace sufrir, a veces se trata de un amor no correspondido, y sabemos lo que no se transforma en realidad queda en la imaginación y en el deseo eternos, como aquellas grandes pasiones que no pudieron concretarse: Romeo y Julieta, por ejemplo.
¿Quién ha podido olvidar el primer roce de manos con su amor? ¿Quién ha borrado de su recuerdo un beso robado? ¿Qué ocurriría si un día lo ves por la calle? ¿Te duele que tenga otra pareja?
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